sábado, 22 de diciembre de 2007

J´Accuse

Tal día como hoy, fue encarcelado Alfred Dreyfus.

No voy a recordar ahora la historia archisabida del caso...¿o si? A veces pienso que cuando una persona sabe algo tiene tendencia a pensar que los demás también lo saben, este fenómeno es conocido como “el mal del copiloto”, Para el que no la sepa, la recuerdo ahora:

Alfred Dreyfus era un militar francés de origen judío que fue acusado y encarcelado por traición y no en cualquier sitio, lo mandaron al penal de la Isla del Diablo. Los militares, los políticos, la prensa y la sociedad en general, estaban convencidos de la ignominia de la traición de Dreyfus. Solo le creyó una persona; su hermano Mathieu.

Contra toda la sociedad francesa Mathieu logro demostrar la inocencia de su hermano y se encontró que tanto la justicia, como el ejercito, la prensa y la sociedad general, hicieron caso omiso a las evidencias y decidieron mantener en prisión al “judío” antes que al verdadero culpable el aristocrático Marie Charles Ferdinand Walsin Esterhazy.

Pese a que la sociedad en general conocía estos hechos, gracias al periodista Bernard Lazare, los ilustrados de izquierdas veían en cada intento de liberar a Dreyfus un muro de silencio y vergüenza.

Hasta aquí la historia del caso Dreyfus y llegamos a donde quería llegar. Al “Yo Acuso” de Emile Zola.

Emile Zola, un escritor francés, apoyado sin duda por instituciones que le respaldaban sin reserva, escribió y publico una carta abierta al presidente de la república que, provoco, no solo la revisión del caso Dreyfus, si no el cambio en el pensamiento político universal. El famoso J´Accuse.

Creo firmemente que este texto debería ser de riguroso estudio para todos los políticos, actores sociales y también estudiado por los escolares. No voy a poner el texto completo pero si algunas frases que me impresionan:


Monsieur le Président.--//--

--//-- Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido. Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país? --//--

--//--Yo Acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante -quiero suponer inconsciente- del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables. (aquí vendria una lista de los culpaboes en el mismo tono)--//--

--//--Yo Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente en L'Éclair y en L'Echo de París. una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública. Y por último

Yo Acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado fundándose en un documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable. No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social.


Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente. Así lo espero.

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